lunes, 2 de diciembre de 2024

ZALAMEA Y LAS GUERRAS CON PORTUGAL (III)


 Volviendo de nuevo a la guerra entre ambos países, no tenemos constancia de que se produjeran enfrentamientos en nuestras inmediaciones, pero si hemos podido constatar que destacamentos del ejercito que luchó contra los portugueses se alojaron en nuestro pueblo, e incluso sabemos de algunos hijos de Zalamea que participaron en ellas. Tal es el caso de Gregorio Martín Rico de León que fue ascendido al grado de capitán en julio de 1707. Pero como suele suceder en todas las guerras la población sufre las consecuencias  y las penurias de la guerra, como sucedió en 1711 cuando el conde de Peruela requisa el trigo del Pósito para lo que se presentó en Zalamea con diez compañías de dragones, temiendo la resistencia de los lugareños, dejando en la miseria más absoluta a la población, que además en sucesivas ocasiones se vio forzada a alojar a los soldados en sus casas y a mantenerlos. Fue tal la situación en la que quedó el pueblo que la corporación se vio obligada a vender algunos bienes de propios, en concreto el llamado “Valle de Campofrío” para hacer frente a la desastrosa situación económica en que nos dejaron.

Hemos encontrado también referencias documentales acerca de que los propios militares españoles sometieron a la población a vejaciones y humillaciones. 

Finalmente en 1716, una vez finalizada la guerra se deshace el regimiento que se había formado en esta jurisdicción. Oficialmente fueron agasajados por haberse destacado de forma notoria, cubriéndose de gloria en la guerra, pero sospechamos que la alegría de la población estaría motivada por otras razones más obvias y perfectamente comprensibles.

 Años más tarde, en 1718, la Real Hacienda reconoció los esfuerzos  y méritos obrados por Zalamea en apoyo a las tropas en la pasada guerra con Portugal y acordó reducir la deuda que tenía contraída  de 27.000 reales de vellón, que nuestros antepasados no podían afrontar, a la tercera parte, es decir a 9.000 reales de vellón, que debían repartirse los capitulares tanto de ese año como de los anteriores. Tanta magnanimidad venía acompañada, sin embargo, de un apremio para que se abonara en el más breve plazo posible.

Estas dos guerras fueron las más significativas, hubo más tarde otras, entre 1735 y 1737 y entre 1761 y 1763 pero ambas afectaron a los territorios de ambos países en América del Sur. Aunque en 1762 hubo un periodo en que los enfrentamientos tuvieron lugar en la península ibérica con motivo de la intervención portuguesa en la guerra de los 7 años alineándose otra vez con los ingleses.

No pasaría mucho tiempo, entre 1776 y 1777, cuando de nuevo ambos países se vieron inmersos en otra guerra que en realidad fue una prolongación de la anterior aunque en esta ocasión las acciones militares se llevaron a cabo de nuevo   en América.

Las guerras posteriores a ese año, en 1801, están enmarcadas ya en el contexto de las alianzas de España con Francia. Francia exige a Portugal que rompa su alianza con el Reino Unido y al negarse obligó a España a invadir Portugal. La guerra duró escasamente tres semanas y se resolvió inicialmente a favor de España. Fue la llamada Guerra de las Naranjas, según cuenta por el ramo de naranjas que Godoy envió a la reina María Luisa tras el sitio de Elvas.

No hemos encontrado referencias documentales acerca de cómo afectaron estas últimas guerras a nuestro pueblo aunque suponemos que pueden tener relación con las exigencias de más impuestos a las arcas municipales.

Como podemos comprobar las relaciones entre ambos países han estado jalonadas por continuos enfrentamientos bélicos que en cualquier caso fueron sufridos, como sucede siempre, por la población de los lugares cercanos a la frontera.


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