domingo, 15 de junio de 2025

 

UNA SINGULARIDAD: LOS “ENCUENTROS” DE NUESTRA SEMANA SANTA

 


La Semana Santa es una representación de la Pasión y Muerte de Jesús que se desarrolla a la largo de ese periodo, pero que en realidad, de acuerdo con los testimonios de los evangelistas, se inicia el Jueves Santo antes de la Santa Cena y finaliza con la crucifixión, muerte de Jesús  la hora nona, es decir sobre las tres de la tarde, y su posterior sepultura. La tradición cristiana ha extendido esta representación desde el domingo anterior, Domingo de Ramos, hasta el Domingo de Resurrección. A lo largo de ella, en muchos lugares se escenifican los “encuentros” que María, madre de Jesús, tiene con su hijo. Era una manera de  llevar a cabo lo determinado por el Concilio de Trento para impulsar estas manifestaciones religiosas que exteriorizaran la Pasión y Muerte de Nuestro Señor.

Son innumerables los lugares donde se producen estas recreaciones y de diversas maneras, pero en Zalamea se realizan de manera singular en dos momentos: el primero de ellos durante la procesión del jueves santo y el segundo al finalizar la del viernes en la puerta del Sepulcro.

Debemos insistir que se trata de una manifestación de la Pasión y Muerte con el fin de poner de relieve el dolor que sufrió la madre de Jesús durante el recorrido, crucifixión y sepultura de hijo.

Hay que aclarar que en los Evangelios no figuran estos encuentros. La única mención que se hace de ellos es aquel que nos narra San Juan, que describe que estando ya en la cruz, Jesús ve a su madre acompañada por su discípulo predilecto y les dice “Madre, he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre”. Por lo demás no existen referencias en los evangelios a que durante el recorrido haya podido haber algún otro encuentro. Esto no menoscaba la fuerza religiosa y la fe que transmiten estos actos para expresar el dolor que una madre puede sentir ante el sufrimiento de su hijo.

Veamos a continuación cuál ha sido la evolución de estos actos en el marco de los desfiles procesionales de Semana Santa en nuestro pueblo.

En Zalamea, el primero de los “encuentros”, como ya hemos dicho tiene lugar el Jueves Santo. Se celebraba probablemente desde la refundación de la hermandad en el siglo XIX, en aquellos años hay constancia gráfica de que este “encuentro” se realizaba con la antigua imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad bajo un palio de seis varales; es de significar que en aquel tiempo aún no salían penitentes en la procesión del jueves santo. En 1936 se produce el incendio de la Iglesia y las ermitas y quedan destrozadas o gravemente dañadas las imágenes. Una vez finalizada la guerra civil, sobre el año 1943, parece ser, se reanudan las procesiones con un Crucificado y una imagen de Nuestra Señora de la Soledad del escultor Bidón, ambas salían tanto el jueves como el viernes santo, por lo que los “encuentros” se realizaban con esas imágenes . Este Crucificado, el viernes santo, era depositado en el Santo Sepulcro a falta de un Cristo Yacente, también destruido durante la guerra civil. En 1950 llega la nueva imagen del Cristo Yacente, reposando en una urna, del escultor Barbero, con lo que el viernes  ya dispone de una imagen distinta a la del jueves. A partir de entonces  la despedida en el sepulcro ya se hace entre ella y  la Soledad  del escultor Bidón.

En 1955 traen la nueva imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno del zalameño Manuel Domínguez y el encuentro del jueves comienza a realizarse con ella y con la Soledad de Bidón. En el año 1969 con la llegada de la Virgen de los Dolores, también de Manuel Domínguez, que saldría en procesión los jueves santos, el encuentro se realiza definitivamente con las imágenes que hoy conocemos. La singularidad de estos encuentros vienen determinados por los tres “acercamientos” que se producen el jueves durante los cuales se entonan los cánticos del “Staba Mater Dolorosa” sin acompañamiento instrumental. Aunque los “encuentros” del jueves siempre se realizaron en la calle de la Plaza, en la confluencia con la antigua calleja de la cárcel, conviene recordar que la construcción del anterior “Paseo Cuadrado” obligó a desplazarlos al final de la Avenida Andalucía donde se une con la calle Manovel. Una vez reformada la nueva Plaza, los encuentros volvieron a realizar donde originalmente se celebraba.

En cualquier caso se trata de los momentos de mayor intensidad en los desfiles procesionales de Zalamea la Real y que mayor expectación suscita entre las personas que acuden a presenciar nuestra Semana Mayor.